La recientemente puesta en valor, Imprenta Municipal, finalmente llevará el nombre de quien la puso en marcha en el año 1974. Héctor Bernhardt, llegó a ser Jefe División Imprenta; jubilándose a finales del 2003. Desde este viernes, su segundo hogar, llevará su nombre para siempre.
El año 1945 marcó una generación de jóvenes en la Argentina. El 24 de septiembre de ese año nacía Héctor Oscar Bernhardt, que se transformó con el tiempo en un joven inquieto e inteligente. Abrazó la pasión por la tinta y el papel apenas salido de la adolescencia y, un par de meses antes de cumplir 29 años, mediados de 1974, se hizo cargo de la imprenta municipal, cuando Carlos María Scelzi lanzó la convocatoria pública para cubrir la vacante. Era más que un desafío laboral y, si nos centramos en el lenguaje de contexto, Héctor lo asociaba a una causa, algo, por cierto, bastante común en esa época.
Sus amigos conocen que el proyecto le llevó muchas horas de sueño y varios atados de cigarrillos. La alborada democrática del 83, con la mudanza de edificio, obligó a ajustar equipos, agregar nuevos y aterrizar en el subsuelo del entonces moderno edificio del Centro Cívico. Allí afrontó los requerimientos de una administración municipal que crecía y necesitaba imprimir formularios, memorias legislativas y de gestión, pero la iniciativa de la imprenta municipal fue mucho más allá.
Obras de vecinos reconocidos por su trayectoria académica, como el profesor Oscar Urquiza Almandoz, que revisó personalmente el avance de la primera edición de su “Historia de Concepción del Uruguay”, dieron marco a un proyecto editorial más amplio que, seguramente, la administración del Dr. Martín Oliva buscará consolidar y fortalecer.
Los registros hablan de que Héctor trabajó durante un fin de semana entero, sin parar, para poner en marcha los equipos de la vieja imprenta. Eran dos máquinas impresoras Rotaprint con sistema offset y una fotocopiadora antigua que se mantuvo en funcionamiento hasta entrada la década del ’90. Esas máquinas siguen aquí, custodian la memoria y convierten a este espacio renovado por decisión política, en la continuidad de un camino iniciado hace casi medio siglo. Los objetivos son los mismos, pero esta realidad, cuyo avance tecnológico oxida la huella del recuerdo antes de tiempo y obliga a ponerse al día, a las actuales generaciones.
Conocer algunos datos, sobre todo aquellos que mueren en el transcurso cotidiano, puede servir para dar cuenta de lo que aquella puesta en valor significó. Héctor no estaba solo. Fueron muchos los momentos, fuera del horario habitual, en los cuales su esposa Adela le alcanzó víveres a la imprenta. Incluso fines de semana. Su compañero de ruta Fernando “Tenato” Spugnardi, otro apasionado de la letra, la tinta y el tango, compartió también muchas de esas horas interminables.
En septiembre de 2003, a los 58, Héctor dejó la imprenta en la que trabajó casi tres décadas. La primavera que lo vio nacer, fue también testigo del inicio de su proyecto más audaz, al que dejó, coincidencias aparte, en la estación de la flor y de la risa. Tenía un gran sentido del humor. Raro para un hombre que en su trabajo siempre estaba serio.
Ganó el respeto de funcionarios y jefes, en tanto sus compañeros de trabajo le reconocieron siempre su carácter incondicional frente a las necesidades de la gestión administrativa. Es justo recordar, pero la justicia verdadera es la que provoca que nuestras acciones se conviertan en respuesta.
La ceremonia
Sencilla y emotiva. Así fue la ceremonia de este viernes, en el que funcionarios y empleados municipales se encontraron en el subsuelo de la Municipalidad para descubrir la placa que finalmente dejará plasmado el nombre de “Héctor Oscar Bernhardt” en la remodelada Imprenta Municipal. La que desde hace un año cuenta con un renovado equipo de impresión láser y una encuadernadora automática.
En el acto, participaron el intendente, Dr. Martín Oliva, el presidente del Honorable Concejo Deliberante Ricardo Vales, concejales, funcionarios del Ejecutivo Municipal, empleados, ex compañeros de trabajo de Héctor y familiares.
Las palabras estuvieron a cargo de la concejala Rosa Ana Squivo, del Presidente del HCD Ricardo Vales y de su hijo Antonio Augusto Bernhardt, actual funcionario de la gestión, quien se desempeña como coordinador de Comunicación Ciudadana y Protocolo, y empleado de carrera, ya que ingresó por concurso a la planta municipal en junio del 2011. Hoy el destino lo marca fuertemente ya que “esta imprenta fue realmente mi segunda casa, como lo fue para mi padre. Aquí pasé desde chico, infinitas tardes acompañando a mi viejo en su trabajo” destacó Antonio.
Al descubrimiento de la placa, se sumó Adela Nilda Miguel, su esposa e incondicional compañera de toda la vida, quien tras las lágrimas de emoción, recorrió junto a los presentes, las instalaciones de la Imprenta. Además, la concejala Graciela Guerrero, presidenta de la Comisión de Educación y Cultura, entregó a la familia, la Resolución N° 4000 por la que el pleno del Concejo Deliberante decidió colocar el nombre de “Héctor Oscar Bernhardt” a la tradicional Imprenta.
Un dato no menor para la actualidad. El ejecutivo Municipal decidió poner en valor al lugar y renovar su equipamiento, que permitió hasta el momento, producir 4 libros, y realizar variadas producciones de folletos de Turismo, Salud, Obras Públicas, entre otros; hecho destacado por Ricardo Vales Presidente del HCD al momento de sus palabras. Por su parte, desde el Concejo Deliberante, se impulsó la colocación del nombre a la Imprenta, en lo que puede considerarse un gran reconocimiento a la memoria de Bernhardt, y a los cientos de empleados municipales, que dejan parte de su vida en pos de los servicios que brindan desde la Municipalidad, a la sociedad toda. “Sabemos que en todas las áreas hay que gente que tiene puesta la camiseta de la Municipalidad" sentenció Vales.